De las variedades más antiguas que existen, esta cepa tiene espíritu, tradición y mucho amor propio. Cómo disfrutarlo y cómo celebrarlo.
Una cepa nacida en Borgoña, Francia, con un carácter distintivo y una personalidad única. A simple vista, es un vino que tiene una luz especial y su color varía según su edad: un tono rojo tipo rubí cuando es joven, a tonos ocre, después de 8 a 10 años de guarda. En boca, su carga tánica intermedia y acidez balanceada, permite apreciar mejor sus notas a cerezas, arándanos, ciruelas y rosas.
Esta variedad algo compleja para cultivar -y para vinificar- presenta sus racimos en forma de cono, de ahí que el nombre metafóricamente venga de estas dos palabras: Pinot Noir, y es justamente su forma lo que la hace proclive a diversas enfermedades, (hongos en racimos o mucha humedad); por ello es que su cuidado y producción requiere de seguimiento agronómico y enológico de gran detalle. Algunos de los vinos más elegantes y costosos del mundo son elaborados con esta cepa.
Particularmente en Argentina, por su afinidad con el clima frío, se suele asociar con viñedos en la Patagonia, donde, si bien se encuentran algunas de sus versiones, no es la única zona donde se produce; zonas frías del Valle de Uco, como Los Árboles, también suelen ser representativas de grandes vinos de esta variedad. Del total de sus hectáreas cultivadas en el último tiempo, se reparten entre 14 provincias, de norte a sur y de este a oeste, donde la mayor superficie corresponde a Mendoza, seguida por Neuquén y Río Negro.
Si de maridajes hablamos, el Pinot Noir es un gran aliado del pato y carnes blancas, además de champiñones y quesos suaves. El maridaje en torno a esta cepa es fundamental para obtener una experiencia única. Lo ideal es que exista un equilibrio perfecto entre la receta y el vino, donde el plato y la bebida tengan un mismo nivel de relevancia y expresión; es por eso que con este seleccionado Pinot Noir, algunos platos ideales son: salmón a la manteca con cebollas caramelizadas y portobellos, tabla de quesos: brie, cheddar madurado y pategrás; y los platos a base de arroz como paella y risottos.
“El pinot es una variedad desafiante desde su cultivo y su vinificación, tiene una ventana corta para su cosecha y en bodega hay que ser muy cuidadoso tanto en los detalles de elaboración como de guarda en madera. Cuando logramos ese equilibrio entre frutas y hierbas de nariz con una boca suave y de acidez crocante, es un varietal que sobresale”
Santiago Mayorga – Enólogo Cadus Wines
Cadus Signature Series Pinot Noir 2019 es nuestro recomendado para la fecha: con origen en los viñedos de Tunuyán, Valle de Uco, Mendoza, el 50% de este vino es criado en barricas de roble francés durante 11 meses lo que otorga complejidad y balance entre fruta y textura de los taninos. En boca es suave y fluido, con leve dulzura -que lo hace super bebible- y finaliza con la acidez justa.