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Home office, ¿llegó para quedarse?

En la actualidad los cambios en el mundo del trabajo antes del COVID 19 son diversos y variados, aunque ninguno tan extremo como el que hoy nos toca transitar 

El trabajo remoto despertaba amores y odios. Para muchos, es una opción que permite optimizar el tiempo, aumentar la productividad y permitir un balance entre la vida personal y laboral, para otros, es menos trabajo y un espacio de “comodidad” y poco rendimiento.

En contra de todos los pronósticos que ponían al home office en una gran polémica, hoy el mundo digital es el que permite a muchas empresas seguir en funcionamiento durante la cuarentena por el COVID-19. El trabajo remoto sí funciona, actualmente las personas reajustaron la cocina como sala de reunión, el sillón o el balcón como un nuevo ambiente, sumado a la convivencia con sus familias, parejas, hijos y mascotas, todos en el mismo lugar.

Nos preguntamos entonces, qué pasara el día después ¿volveremos todos a la oficina? ¿El trabajo se volverá totalmente remoto? ¿Se flexibilizará para todos, para algunos?

Si bien quedó expuesto que el trabajo freelance funciona, también quedó en evidencia que el lugar de trabajo físico es mucho más que un espacio al que uno va a pasar gran parte de su día, es un lugar clave donde hacemos compañeros, amigos, que nos obliga a ceder, a compartir, a convivir más que con nuestras familias. 

Lo cierto es que la tecnología y el mundo del trabajo ya convivían, muy cerca por cierto y hace varios años nos hacían repensar las profesiones, las relaciones y los espacios de trabajo.

El mercado laboral no será el mismo después del coronavirus, una de las grandes lecciones que nos dejará esta experiencia es que muchos trabajadores pueden realizar sus tareas de manera remota gracias a las tecnologías existentes.