Luego de develar a comienzos de este mes el single “El baile universal”, Gauchito Club finalmente estrenó el 12 de noviembre en las plataformas digitales su nuevo álbum: “El Camino de la Libertad”.
Así como lo advirtió en el tema que cuenta con la colaboración de La Delio Valdez, la banda mendocina sigue apostando por el desconcierto. Y es que su lectura de la cumbia es apenas un ingrediente de su imaginario desorbitante.
Si bien el proyecto liderado por los hermanos Sasha y Gabriel Nazar nunca pretendió adelantarse a su tiempo, el título de su primer álbum, “Guandanara”, deja bien en claro su capacidad para lograrlo.
O al menos para desconcertar. A pesar de que quien sirvió de inspiración para el nombre de su debut discográfico será una de las figuras de 2021, este trabajo dejó en evidencia la particular manera que tiene el quinteto de comprender la música popular.
A tres años de ese tan dilatado lanzamiento, y con un disco en vivo y literalmente playero de por medio, Gauchito Club regresa con un trabajo digno de la espera.
El camino de la libertad está conformado por una docena de canciones que rinden tributo a ese mestizaje cuyano que supo cultivar Karamelo Santo.
Aunque al mismo tiempo sintetiza ese pasado en movimiento con la revolución musical que provocó la escena mendocina reciente, de Mi Amigo Invencible a Usted Señálemelo, que irrumpieron con un discurso novedoso A medio camino entre un legado y otro, la banda abre su segundo álbum con el tema homónimo, en el que el carnavalito, al mejor estilo de Soda Stereo con Cuando pase el temblor, le hace un guiño andino a Jamaica.
Si en “El baile universal” está La delio Valdez, en Bar en la playa invocan a Francisca y Los Exploradores para inyectarle pop a la cordobesa, R&B y canción dusbtep a una situación localmente veraniega.
A los Gauchito Club les seduce tanto el vértigo que son capaces de lanzar a sus invitados hacia el abismo de lo imposible. Tal como sucedió con Axel Fiks en “Onliyu”: suerte de cumbia villera. Por cierto, “Onliyu” fue uno de los cuatro adelantos que legó el disco, junto a “Encendedor”, “El baile universal” y “Movimiento astral”, donde el grupo puso a prueba, una vez más, su versatilidad para con el R&B.
Aunque en “La pálida” y “Tu nombre me tatué” cruzan 275 kilómetros hasta Montevideo para rendirle tributo a la murga y el candombe, y en “Charlatán” muestran su arraigo por la copla cuyana. Mientras que en “Versos” reconocen su debilidad por el pop y en “Lowcoast” lo hacen en los misterios del trap.
Sin embargo, en “Obra de arte” la rompen con los lentos. Y si la rompen no sólo es por su destreza musical, sino también porque apelan por letras que hablan de la montaña, de la ciudad, del amor, del asado, de Dios y también sobre lo que mejor les sale: la tentación.