El Millonario levantó otro trofeo en la Era Gallardo. Sus claves, evolución y puntos más importantes.
Marcelo Gallardo llegó en 2014 al Club de Núñez. Conquistó innumerables títulos internacionales pero nunca pudo consagrarse en el país. Hasta ahora, donde aprovechó su golpazo en Copa Libertadores para crecer en el torneo local. Atlético Mineiro desnudó sus falencias. Aquél River no era ni por asomo el que es ahora. No acostumbraba a perder, pero tomó aquella derrota como algo para transformar.
“Nada se pierde, todo se transforma” dice la canción de Jorge Drexler. Aplica para River. No transformó DT, ni futbolistas, idea o estilo. Transformó las ideas. Las potenció. Ordenó piezas y generó dinamismo en la mitad de la cancha. Enzo Pérez hace mucho brilla, el gran acierto fue repatriar a Enzo Fernández para perfilarlo como el “heredero”. David Martínez llegó a la Selección de Paraguay, dándole firmeza a la defensa. A todo esto, el momento de Julián Álvarez dinamita en positividad. Es el mejor de Argentina. Su labor fue finalizar el trabajo, pero dándole su sello.
Que un futbolista pueda “dar su sello” evidencia la tranquilidad del Mundo River. Es tranquilo, en paz, sin líos. El contexto favorece de tal manera que todos pueden desenvolverse favorablemente. Ejemplo: Robert Rojas tuvo idas y venidas como defensor central y terminó jugando de lateral derecho. Y no se nota que está aprendiendo. Es como si hubiese jugado siempre en ese puesto. Acierto del DT. Ante la urgencia, probó y potenció. Hoy el Paraguayo es absolutamente clave. Vs Racing: 64 pases 28 pases acertados de 37 intentados. Un partido memorable.

Marcelo Gallardo padeció lesiones en su plantel e idas por fechas FIFA. Perdió a Gonzalo Montiel también. Recayeron cosas que se creían asentadas. Pero él tocó y probó. Mencionado el caso Rojas, ya casi ni se habla de Matías Suárez. Julián Álvarez le devoró el puesto. Apareció Santiago Simón. Agustín Palavecino pasó de ser resistido a ser figura. Juega por dentro y por fuera. Nunca tuvo un once definido, siempre jugó al misterio, y eso le otorgó mejores momentos.
Se repitieron nombres, intérpretes y estilo. Éste último nunca cambió. River es arriesgar, presionar, tocar, velocidad, etc. River es desmarques, intercambios posicionales y potencias en finalizaciones. River es hacer una pared en el área rival. Es creer, no interrumpir. El golpazo contra Atlético Mineiro sirvió de trampolín. Se habló de recambio. ¿Recambio? Dijo Muñeco. No. Mejoro lo que tengo. Y lo logró. Lo humano sobre los Egos. El grupo por encima de todo (y todos).

No sabemos todavía si Gallardo continuará. En caso de que no lo haga, éste equipo es la frutilla del postre que dura 7 años y medio. Creo, humildemente, que es el conjunto que mejor lo representa. Porque supieron sobreponerse tras perder en Copa Libertadores, creyeron en él y le dieron su primer título local como DT del Millonario. Todos los equipos construyen antes de emprender camino, River no. Lo hizo durante él. Eso lo hace especial, el mejor equipo del país, y probablemente del continente.