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Messi: De la idolatría al destrato.

Messi: De la idolatría al destrato.

Es un hecho la salida de Leo del Barcelona. El camino que lo llevó a tomar semejante decisión.

Esta semana sucedió, quizás, la noticia futbolística más importante de las últimas décadas. Lionel Messi le comunicó a Barcelona que se irá. Con esto, se disparan muchas cosas, tanto contractuales como judiciales. Y, por supuesto, el “operativo seducción” que preparan muchos Clubes para contar con los servicios del Rosarino.

Imaginar a Leo con otra camiseta es difícil, pero no imposible. Habría que visualizar la cara de él con una sonrisa, abrazando a sus compañeros. Justamente la actitud contraria a lo que veníamos observando con Barcelona, donde sus días estaban siendo una auténtica pesadilla.

Claro que la dirigencia (principal blanco de críticas) no se quedó atrás y le exige al Astro que pague los 700 millones que vale su cláusula de salida. Leo responde apelando a unas líneas de su último contrato, que dicen que puede irse en condición libre después de la finalización de la temporada 2019-20. Pero, ¿Por qué se quiere ir?

Barcelona hace muchos años subestima a Messi. Se aprovechó de su amor por el Club y lo hizo firmar contratos sin ningún proyecto a futuro. Nada. Se resguardaron en él y utilizaron la billetera de modo atroz, en muchas ocasiones, también innecesaria. Dicho esto, la relación entre ambas partes está absolutamente rota. Lo dejaron solo y jamás cumplieron con lo que le prometieron.

Sus últimos choques en Champions también lo empujan a irse. Series como las de Roma, Liverpool y Bayern resultan pesadillas para Leo, estando él como máximo referente en cancha. El destrato a sus compañeros, la soledad de ellos como plantel y la falta de acompañamiento. A pesar del factor familia, la comodidad de su esposa Antonella y sus hijos, Messi no se ve en Barcelona.

Hay algo que no me puedo imaginar. Es, para mí, el destrato enorme que Leo debe sentir. Imaginarse totalmente solo. Sin Puyol, Xavi, Iniesta que alguna vez, siendo ellos estrellas, arroparon a un joven Messi que hacía su debut en el primer equipo. Sin Pep, que a mí entender sacó lo mejor de La Pulga en la cancha. Sin apoyo dirigencial, que creó campañas para desprestigiar a su propio plantel. Después de la idolatría absoluta y merecida, llegó el destrato descomunal. El Astro no solo juega al fútbol, si no también se quiere como persona.

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