¿Puede alguien que practica lo que le gusta, gana mucho dinero, es ídolo de muchas personas, sufrir ansiedad o depresión?
Para un jugador de fútbol es difícil identificar, y declarar, un problema psicológico. Ese tabú comenzó a romperse cuando jugadores de élite como Per Mertesacker confesó que vomitaba antes de los partidos por la presión que le generaban.

Según la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales, 25 jugadores de una plantilla puede sentir angustia, ansiedad o hasta depresión. Solo que es algo difícil de identificar. En un caso así el deportista no señala donde le duele, como una lesión física, si no que tiene que encontrar otros métodos de liberación.
El concepto de “jugador macho” que no lloran, no tienen miedo, etc, no ayuda en absoluto según el ex futbolista y doctor en Medicina Vincent Goutterbarge. “Esa cultura del macho no ayuda en nada a que el/la deportista pueda abrirse”
La mente gobierna todas nuestras pasiones y facultades para que el cuerpo pueda lograr sus resultados. Allí se definen ideas, pensamientos, creencias y valores que determinan una visión de uno mismo y el entorno. Cuando las expectativas y el desarrollo de un resultado no coinciden, allí la cabeza toma el rol más importante. ¿”Ya está, no se puede” o “Vamos que se puede”?
Cuándo el deportista enfrenta el problema tiene la difícil tarea de decidir si contratarlo o no. A varias personas que consulté contestaron que sí, y que hasta que ven necesario que cada club tenga un/a psicólogo/a. Otros contestan que no, y algunos curiosamente, no sabrían que hacer. David Coteril, ex jugador retirado a los 30 años declaró: “Uno no sabe en quien confiar, y lo último que queres es perder tu puesto”
Nadie puede decidir sobre la cabeza de otra persona. Mucho menos si esa persona se dedica al deporte. Ellos pasan situaciones que no son visibles para quiénes observamos desde afuera, pero que puede convertirse en algo difícil con lo cual convivir.
Quizás eliminando muchas órdenes sociales exigiendo que un jugador de fútbol no debe tener miedo o no debe sentir presión, ayude a que ellos puedan desempeñarse mejor y puedan abrirse. Ya sea con alguien de su entorno o un profesional. El tiempo dirá que decisión toma la gente.