Una herramienta tecnológica en el fútbol puede aportar muchas cosas, pero las equivocaciones humanas terminan obstruyendolo.
Video Asistente al Referí, eso significan las siglas del VAR en el fútbol. Esa herramienta que comenzó a utilizarse hace pocos años, y que generó justicias pero también injusticias. De eso último no debería encargarse. Entonces, ¿Por qué sucede?
Enzo Pérez ilustró la frase “Inventaron el VAR para eliminarnos de la Copa” en 2017, contra Lanús. Pero luego el mismo sistema le otorgó el penal a River para pasar a la final y ser campeón contra Boca. Por eso el VAR te da y te quita.
En la última Champions esta herramienta también tuvo lugar. Con decisiones humanas que la tecnología revirtió y con momentos de tensión en minutos culmines, como la eliminación del Manchester City, donde a los de Pep le anularon un gol sobre la hora.

En la Copa América sucedieron cosas inexplicables que llevaron a todos a pensar lo peor. Los jueces no estuvieron a la altura del VAR, ni los del campo de juego ni los de la sala de video.
El partido de Godoy Cruz estuvo perjudicado por eso, por árbitros que no están a la altura. Es frustrante que la herramienta que debería dar justicia otorgue lo contrario. Pero en Europa eso funciona bien, o lo hacen funcionar bien. Entonces, el VAR no es el problema.
La tecnología en ese continente es usada de la manera más insultante posible. El árbitro terco busca convalidar más la acción que él “vio” a admitir un error. Eso nos lleva a ser un tercer mundo. Incapaz de beneficiarse de procesos históricos, como si sucede en Europa.
Y es así, el VAR no tiene la culpa. La tiene quiénes lo manejan, que no son instruidos y como personas son tercas e incapaces de dejarse ayudar (aunque la ayuda sea una pantalla). ¿Deberíamos cambiar? Si. Pero no la herramienta, si no sus manos de obra.