Ambos equipos de Inglaterra llegaron a la final de la competición más importante del fútbol Europeo. No por casualidad, si no por lo que se destacan en el juego.
Hemos conocidos quiénes son los finalistas que disputarán el ansiado trofeo de la UEFA Champions League. Por un lado, un Chelsea que asoma como el equipo revelación porque quizás, en el inicio del certamen, pocas personas lo posicionaban como un serio candidato.
Por el otro aparece el Manchester City de Josep Guardiola. Un equipo que, bajo el mando del catalán, nunca había llegado a instancias de semifinales. Siempre había partido antes. En éste proceso, jugó de muy buena manera y por eso logró su pasaje a la final. Pero iremos más allá en el análisis y no nos quedaremos solamente en el póster de la final. Paso a paso, la radiografía tratará de ser exacta en cuanto al rendimiento de los 2 y la influencia de sus Entrenadores.
Chelsea llega por tercera vez a una final de Champions League y en todas ellas se repite un patrón interesante: En todas cambió el Entrenador en la mitad de la temporada. Es decir, Thomas Tuchel llegó para suplir a Frank Lampard, que fue aquél que dio el puntapié inicial.
El Alemán dio un estilo vistoso al equipo de Londres. Desde que lo despidieron de PSG, fue altamente demandado. Con un sistema que se repite casi con frecuencia, el 3-4-2-1. Varía el centrodelantero, con Olivier Giroud ingresando en lugar de Hakim Ziyech, y en ocasiones, utiliza a Mason Mount por detrás de Timo Werner y el mencionado francés. Es interesante señalar también lo que el DT le pide a sus futbolistas. Tuchel exige orden y verticalidad, incluso, en ocasiones, prescindir de la posesión de la pelota. Los defensores (que son casi siempre Andreas Christensen, Antonio Rudiger y César Azpilicueta) otorgan salida clara y limpia a los mediocampistas.
Ataca con superioridad numérica en las bandas. Generalmente buscan por dentro con la clara intención de liberar espacios externos. Se destaca N´golo Kanté con la transición y combinación con Ziyech o Mount, para allí localizar a Marcos Alonso y Reece James. Finaliza (o intenta) sus jugadas con muchos futbolistas en el área rival (entre 3 o 4). En la defensa también es un equipo ordenado, con frecuencia con 7 hombres, porque se cierran los carrileros y retrasan los volantes. (Kanté – Kovacic). Sin dudas es un equipo que crece cada jornada más, y la mano del Entrenador es notoria.

Viajamos a Manchester. Allí, el City dirigido por Guardiola se destaca en un juego con intercambios posicionales y sin puestos fijos. Bien aplicado, el plan de Pep es una delicia para quienes lo miramos y un constante aprendizaje sobre la evolución del fútbol. No cualquier DT u equipo renuncia a la “normalidad” para dar inicio a un nuevo capítulo.
En Bayern Munich fue donde nació ésta idea y luego se extendió hasta Inglaterra. Los externos son claves en City. La intención del Entrenador es la doble función sujeto a lo que esté sucediendo en el partido. Futbolistas como Kyle Walker u Oleksandr Zinchenko son muy relevantes en el engranaje de los Ciudadanos. Joao Cancelo tiene un valor ofensivo y una enorme técnica con la pelota, por ende nació como lateral pero es un volante más, con buenos pases, visión de juego y siempre se ofrece como opción. A todo esto, Guardiola se inclinó por jugar sin centrodelantero “puro”, afuera Gabriel Jesús y Sergio Aguero. Todos llegan y todos marcan. Eso con la solidez defensiva que otorgan Ruben Dias, donde Pep encontró seguridad, y John Stones.
Será la final número ocho entre equipos de un mismo país. Ambos en semifinales se libraron de rivales demasiados competitivos. Chelsea a Real Madrid y Manchester City al estrellado PSG. El fútbol inglés atraviesa un enorme momento, y estos dos conjuntos lo evidencian en el mano a mano que jugarán en búsqueda de la UEFA Champions League.