Camille Claudel
Desgarradora es la historia de ésta mujer cuyo innato talento para la escultura la llevó a destacarse desde muy joven, pero a la vez, ese talento fue negado y aplastado por los nefastos prejuicios de una sociedad conservadora y patriarcal, ocasionando tremenda tragedia en la vida de Camille Claudel. Nació al norte de Francia en 1.864 y a los 17 años, establecida en París, comenzó a llamar la atención por sus trabajos, su aspecto y su personalidad luminosa. Creativa y pasional, la bella Camille, fue una artista inigualable que no renunció a ese llamado interior que la convertiría en una de las más grandes escultoras de la historia. Estudió en la Academia Colarossi, la única que permitía mujeres entre su alumnado. Al graduarse continuó su formación en un taller independiente con Alfred Boucher y en 1.884 comenzó como asistente del famoso escultor Auguste Rodin, del que se enamoró, convirtiéndose en su amante. Se sabe que Camille contribuyó en varias obras de Rodin, especialmente en “ Las puertas del Infierno”.
Sus primeras obras fueron aplaudidas por la crítica, que advirtió el gran talento de la joven para plasmar narrativas fuertes a través de sus esculturas. Muchos de esos trabajos llevan la impronta de la influencia de Rodin, razón por la que, Camille presentó su escultura “ La Ola” en 1.897, que representa una deliberada intención de romper con esa influencia. Comenzó a exhibir sus obras al público en 1.903 y aunque no logró ser famosa durante su vida, vio cierto éxito comercial a principios del siglo XX, cuando varios clientes de arte mostraron interés por su trabajo, lo que le permitió ser financieramente independiente.
“ La edad madura”, es una obra que trabajó entre 1.893 y 1.900 y fue un punto clave en su carrera. La mirada autobiográfica de su relación con Rodin, representa la destreza de su habilidad y estilo como artista.
Otras obras destacadas, son : “ Sakountala o El abandono de 1.886 y “El gran vals” de 1.903.
“La edad madura “, es una maravilla en movimiento que parece desafiar las leyes de la gravedad. La obra muestra a una mujer joven, probablemente ella misma, que está moldeada de rodillas y en actitud suplicante intentando agarrarse de la mano del hombre que se aleja con una amante mayor. Se cree que tiene que ver con el triángulo amoroso formado por ella, Rodin y la esposa de éste. El punto de inflexión pudo ser 1.890, cuando el escultor la obligó a abortar un embarazo que él quiso que se mantuviera en secreto. Es probable que ese fuera el principio del final de esta historia de amor en la que ella fue “ la alumna de” y “ la amante de”.
En 1.892, Camille se muda a su propio estudio para dedicarse de lleno a la escultura. Ya instalada, empezaron a llegarle pocos encargos, muy mal pagados, con los que apenas podía subsistir. Sufría de episodios de frustración en los que rompía todo lo que esculpía y se negaba a frecuentar a los benefactores que podrían haberla ayudado; tal vez, demasiado devastada por la ruptura con Rodin y el aborto. Aunque seguía obsesionada con su mentor, nunca aceptó su ayuda. Incluso en medio de la depresión, fue capaz de moldear una de sus figuras más maravillosas : “ El gran vals”. Una pareja bailando que parece inclinarse hacia el abismo sin acabar de caerse. El movimiento, la poesía, esa nostalgia por el amor perdido, fue esbozado por primera vez en los años 90 y se materializó en 1.903. “ El gran vals” es una obra viva, etérea, poética y eterna.
Al morir el padre de Camille en 1.913, su madre y su hermano Paul Claudel (dramaturgo, poeta y diplomático ), decidieron que estaba desequilibrada y la internaron en una Clínica. Poco tiempo después, fue trasladada al manicomio de Montdevergues donde pasó los últimos 30 años de su vida. No volvió a esculpir, pero escribió cartas perfectamente cuerdas suplicando que la dejaran salir. Nadie le hizo caso. Una existencia marcada por la relación pasional con Rodin en la que Camille fue musa, modelo y amante del famoso escultor quien la amó, la engañó, la ocultó y la abandonó. Ella, una artista inmensa que no tenía nada que envidiar al genio de su maestro, que esculpía como nadie las pasiones humanas, que enfrentó a su familia y a su época para dedicarse con pasión al arte y al hombre del que se había enamorado. Un espíritu libre que pagó un precio altísimo por ese modo de vida.
Encerrada en Montdevergues, pasó el resto de su vida tras esos muros y no dejó de reclamar su derecho a ser libre. En una de las tantas cartas escritas durante su encierro, decía : “Hace años que soporto este atroz martirio. No hace falta que describa mi sufrimiento…Respecto a mi familia no hay nada que hacer; bajo la influencia de unas malas personas, mi madre, mi hermano y mi hermana sólo atienden a las calumnias de que me han cubierto… ¡ Me reprochan ( oh, crimen espantoso ) haber vivido completamente sola, pasar la vida con unos gatos, tener manía persecutoria! Sobre la base de esas acusaciones me encarcelaron como a una criminal, privada de libertad, privada de alimentos, de calefacción y de las más elementales comodidades…Tienen mucho interés en que yo no salga nunca de esta prisión.”
Le diagnosticaron manía persecutoria y delirios de grandeza. Quizás todo eso era verdad, ya que tenía razones de sobra para gritar que era una gran escultora a la que se había querido hacer desaparecer encerrándola e ignorándola para siempre. Lo cierto es que su lucidez se advierte claramente en las cartas escritas durante su encierro, clamando por su libertad. Abandonada en el manicomio se negó a dibujar o a esculpir, sumida en un profundo silencio, le dio la espalda a la vida con la esperanza cada vez más débil de recuperar la libertad. Alejada de su arte y del mundo, falleció en Montdevergues el 19 de Octubre de 1.943. Tenía 78 años.
La Segunda Guerra Mundial convirtió a Camille, en una de las 45.000 víctimas que murieron de hambre en los Psiquiátricos franceses, hecho que ha salido a la luz hace poco como “ La hecatombe de los locos”. Enterrada en una tumba sin nombre con el número 1943-n 392, en el cementerio del manicomio de Montdevergues, la familia quiso rescatar sus restos en 1.955. Pero era tarde. En el lugar, se habían hecho obras de construcción y los restos de los pacientes olvidados por todos, habían desaparecido para siempre. Ella también se había esfumado. Camille fue luz y trataron de convertirla en sombra, sombra bajo su amante, sombra bajo su familia, sombra en el manicomio y sombra hasta sus huesos. Una figura central del expresionismo de principios del Siglo XX cuyos contemporáneos ocultaron sin pudor . Afortunadamente, en 2017 se abrió el Museo Camille Claudel, en Noguet-Sur-Seine, en Francia. Un lugar en el que ella vivió de joven y donde están reunidas más de 40 de sus esculturas en la mayor colección de la artista que hay en el mundo. Hoy las personas pueden extasiarse ante su obra que no quedó en las sombras, sino que emergió de la oscuridad para ser luz de incontables generaciones.
Hasta los próximos relatos…condensados.