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Relatos Condensados 5: Renacida en la ciudad de la luz

Pauline  Mary Tarn nació en Gran Bretaña en 1.877, su naturaleza aprisionada en tiempos de plena moral victoriana, gritaba por aparecer. Gracias a la fortuna heredada de su padre a los veintiún años, pudo mudarse a París. Una vez establecida en la Ciudad Luz y gozando de la ansiada libertad, floreció aquella personalidad reprimida. Pauline cambió su nombre por Reneé, significando su propio renacimiento y se convirtió en Reneé Vivien, la poetisa inglesa que escribió en francés.  Su poesía, encuadrada en el simbolismo ( movimiento literario de finales del siglo XIX ), fue mayoritariamente autobiográfica. Inspirada en sus tragedias amorosas, su prosa y poesía romantizaron la muerte de una manera extrema y cantaron apasionadamente al amor carnal entre mujeres.

En París, Reneé Vivien pudo  mostrar libremente su orientación sexual. Se la veía acompañada de sus amantes, vestía ropa masculina con bastante frecuencia y se presentaba con esa indumentaria en los eventos públicos. Era una lesbiana reconocida, culta y mundana, que viajó por Japón, Egipto, China, Medio Oriente, Estados Unidos y varios países de Europa. Tuvo muchos amores pero sólo tres fueron los verdaderamente importantes : Natalie Clifford Barney escritora norteamericana de muy buen nivel económico, Hélene de Zuylen ( baronesa casada y con dos hijos ) y Kériné Turkham Pasha, quien fue su último amor.

  Enamorada de la bohemia parisina, frecuentaba El Salón Literario en el que se conocieron muchos de sus poemas y en donde recibió el apodo de la “ Musa de las Violetas » debido a su obsesión por dichas flores y  al recuerdo del gran amor de su vida, Violet Shillito ,   un amor de la infancia nunca consumado.  No sólo éste amor hizo sufrir a Vivien.  Ninguna de sus parejas le dio la felicidad soñada. Entre las infidelidades de Natalie Barney, el repentino abandono de la baronesa Hélene, que la dejó por un hombre , y el fin de la relación con Kériné, quien al parecer se mudó a San Petersburgo con su marido, Vivien entró en un estado depresivo que la llevó al consumo desmedido de alcohol y  drogas; a una inapetencia crónica y  varios intentos de suicidio.

La bella Vivien,  alta y elegante, de cabello rubio, ojos marrones dorados, hablar suave, cuerpo bien proporcionado, mirada sugestiva, aspecto andrógino y  atuendos muy costosos, había caído en desgracia. Contrajo pleuritis, gastritis y múltiples neuritis que paralizaron su cuerpo, por lo que necesitó de un bastón para caminar.  Pero la poetisa, ícono de la disidencia homosexual en épocas bravas, nos dejó poemas como éste :

          “ Dame los besos tuyos amargos como lágrimas,

           De noche, cuando aquietan los pájaros sus vuelos.

            Poseen nuestras cópulas, largas y sin amor,

            Júbilo de rapiña, crueldad de violaciones.

            Tus ojos reflejaron esplendor de tormenta…

            ¡  Exhala  tu desprecio hasta en tu propio espasmo,

            Querida mía, y ábreme con cólera tus labios  !

            Beberé lentamente las hieles y el veneno.

            Tiemblo como un ladrón ante un botín insólito

            En la noche de fiebre que apaga tu mirada…

            ¡ El alma brusca y bárbara de los conquistadores

                Canta  mi propio triunfo !

Reneé Vivien murió en 1.909, tenía apenas 32 años, casi una niña. Su muerte, al parecer, se debió a una congestión pulmonar, pero por la vida que llevó, es más probable que haya sido una neumonía complicada con el alcoholismo, las drogas y la anorexia que sufría desde hacía mucho tiempo. La enterraron en París, ciudad de su renacimiento, en el Cementerio de Passy.

Toda su obra está escrita en francés. París le dio la libertad que necesitaba y un idioma a su corazón apasionado. La pasión en Vivien, es como un destino absoluto, y el amor, totalmente posesivo, sexual, carnal y contradictorio. Pero ahí aparece la poeta femenina, la mujer que ama a otras mujeres, la escritora actual con talento sorprendente, luchadora y vital. Traerla hoy aquí es una buena ocasión para revisar y descubrir su obra, despejando lentamente las cenizas del ayer para encontrar el brillo de una literatura exquisitamente femenina que nos convida a una fiesta del deseo.

Hasta los próximos relatos…condensados.