Nunca lo imaginé posible hasta que la realidad me zarandeó, ¿Turismo virtual?
Por Mariana Gomez Rus
Cuando mi jefe, un respetable empresario de turismo local de Mendoza, vino con la idea de Turismo virtual (hace un año atrás) me quedé mirándolo incrédula. Incluso discutí defendiendo apasionadamente mis ideas tradicionales de Turismo, concebido como la acción que implica el desplazamiento- evidente y necesario- de una persona, desde su lugar de domicilio hacia otro distinto, para consumir allí sus productos y servicios, su cultura, sabores y paisajes.

Pero terminé admitiendo que estaba equivocada sobre mi concepción de Turismo o que, en todo caso, necesitaba hacerle una actualización a mi sistema. Meses más tarde llegó el covid-19, el encierro y la imposiblidad de realizar Turismo como habitualmente lo entendemos. La gente quiso salir, no pudo y se hartó. Los tiempos tecnológicos se acotaron y (finalmente) la virtualidad se volvió tangible: Salir sin salir. Desplazarse sin subirse a ningún medio de locomoción, apenas llenando el formulario de pago con los datos de la tarjeta de crédito para hacer clic en “ingresar” y voilà! Mike, desde su sillón en Seattle, se encuentra con Ricardo, su guía de la remota Mendoza que, desde la plaza San Martín y con el Padre de la Patria haciéndole sombra sobre su cabeza (y el dedito apuntando hacia la Cordillera de los Andes) le saluda con un: “Hi, welcome to Mendoza”.

Uno lee el párrafo anterior y no sabe si es joda o relato de ciencia ficción, pero lo cierto es que la realidad virtual es la nueva realidad y el turismo no escapa a ella. El gigante Amazon lanzó la propuesta de turismo virtual y una empresa argentina lo analizó y le dijo que sí. El proyecto arrancó a mediados de 2019. Y después de millones de emails, llamados y reuniones por zoom (mucho antes que zoom se pusiera de moda con el encierro) Charlie O’Malley, responsable de Trout & Wine, hizo trato con Jeff Bezos, se armó de tecnología adecuada y salió a venderle a clientes americanos curiosos que, desde sus casas (localizadas en cualquier rincón de Estados Unidos) quieran pasear un rato por las calles de Mendoza.

El tour, llamado “Virtual visit of the oasis city of Mendoza” (o Visita virtual de la ciudad oasis de Mendoza), es una suerte de City tour comprimido. En el paseo, que sucede en vivo, no solo se recorren plazas, edificios históricos o monumentos, sino que también se revela la identidad mendocina que implican sus acequias y arboledas, además de compartir datos de color y conocer personas que hacen a nuestra cotideanidad. Personajes exóticos -para el que del otro lado pagó para ver- aparecen en primer plano y, así, las tortitas de la panadería de la esquina, las flores de doña Rosa, el kioskero de la vuelta y Roberto, el lustrabotas, cobran protagonismo. De hecho, todos pueden interactuar con el turista virtual, que cuenta con cuarenta cinco minutos para “pasear” con su guía.

El tour finaliza en un comercio, donde el cliente tiene la posibilidad de acceder a compras de artesanías o cueros, permitiéndose adquirir un producto bien local.

El equipo de Trout & Wine, para hacer real su virtualidad, cuenta con estabilizador, un teléfono móvil de última generación (para transmisión en alta resolución) auriculares y micrófono de alta fidelidad. El cliente, del otro lado de la pantalla, solo necesitará un acceso a través de una computadora o dispositivo móvil con conexión a internet, salida de audio para hacer posible su callejeo por Mendoza.
Charlie O’Malley asegura que el turismo virtual es el futuro. Trout & Wine, junto a Amazon, ya publicita un segundo tour virtual en los viñedos y avanza en nuevas propuestas de tours virtuales.